Hoy por hoy el acto de enseñar requiere establecer un ambiente de aprendizaje propicio para las metas planteadas, con reglas de comportamiento conocidas y aceptadas por los estudiantes, de Eacuerdo con su estado de desarrollo cognitivo, social y moral. Los ambientes de aprendizaje son, por lo tanto, una nueva oportunidad para mejorar los procesos de aprendizaje e indudablemente requieren maestros dispuestos a mejorar integrándose al mismo proceso.
El ambiente es concebido como construcción diaria, reflexión cotidiana, singularidad permanente que asegure la diversidad y con ella la riqueza de la vida en relación (OSPINA, 1999). La expresión ambiente educativo induce a pensar el ambiente como sujeto que actúa con el ser humano y lo transforma. De allí se deriva que educa la ciudad (la ciudad educadora) (Naranjo y Torres, 1996), la calle, la escuela, la familia, el barrio y los grupos de pares, entre otros. Reflexionar sobre ambientes educativos para el sano desarrollo de los sujetos convoca a concebir un gran tejido construido, con el fin específico de aprender y educarse.
Un ambiente de aprendizaje:
- se genera a partir de una situación inicial, con unos recursos y unos participantes específicos en una institución educativa específica
- permite que se lleven a cabo procesos de aprendizaje
- permite llevar a cabo actividades pedagógicas que producen resultados específicos en el aprendizaje
Cada ambiente de aprendizaje es único e irrepetible.
Los ambientes de aprendizaje son más efectivos cuando los problemas, además de ser reales, son:
- significativos para los estudiantes
- promueven un aprendizaje activo e independiente
- fomentan la combinación de experiencia, interpretación e interacciones estructuradas con pares y profesores
- fomentan la comprensión de ideas complejas en lugar de la memorización o repetición de definiciones y hechos